La división en muchos círculos sociales en torno a la marihuana aún es palpable. Están los que la condenan como una droga perniciosa, y los que ven en ella un mundo de posibilidades. Aidé Castro no solo se ha instalado en el segundo grupo sino que se ha convertido en abanderada de la causa. Como concejal de la ciudad de Lynwood, California, ha logrado legislar para que lluevan los millones de dólares en forma de impuestos y borrar el déficit histórico de un plumazo.
“Hemos dejado de estar en número rojos,» explica la ex alcaldesa de la pequeña ciudad del sur de California y activista, que ya lleva tiempo dando charlas sobre los beneficios de una industria recién legalizada por las urnas. Desde enero es legal usarla con fines médicos y recreacionales en este estado. Por eso espera que los latinos entiendan el beneficio médico que implica, entre otras cosas.
¿Cómo ha llegado a convertirse en uno de los rostros latinos de la marihuana?
Hace años que entendí este fenómeno como una oportunidad para crear política en Lynwood y desarrollar la industria del cannabis. Con el tiempo me convertí en una experta y cuando ya hubo reglas y regulaciones entidades como Weed Maps me contrataron para educar a otros políticos locales.
¿Cree que la comunidad latina está lista para la marihuana?
Sí, lo está. Ya lo han abrazado, de hecho, pero creo que lo que ayudará a dar el empujón definitivo es cuando vean los beneficios económicos que acarrea. Está creando empleos, nuevos ingresos para las ciudades, y nos está dando la oportunidad de regularla y controlarla.
¿Cómo hace para combatir el estigma negativo asociado al cannabis?
Siempre empiezo por la historia, contando que en EEUU creamos un gran factor criminal cuando el alcohol estaba prohibido. Lo peor que pudo haber pasado, sucedió. Lo mismo con el cannabis, adicciones, crimen, arrestos, gente en la cárcel. Lo que hemos aprendido es que si queremos que algo funcione tenemos que legislarlo. Con el cannabis me refiero a hacer lo mismo que con el alcohol, que haya reglas y límites. Aunque hay implicaciones negativas como con el alcohol, que es legal y sabes dónde está el límite. Tienes una elección.
¿Está notando el impacto en Lynwood?
Estoy muy orgullosa de decir que en un año hemos solucionado nuestro problema de déficit que teníamos, que solía ser de un millón y medio de dólares en la última década y eso ya no existe. Ahora estamos creando reservas de capital.
¿De dónde viene ese dinero?
Hemos reconvertido una antigua zona industrial que no se estaba usando en un parque industrial para el cannabis. Hay gente que ha comprado y que han rehabilitado espacios abandonados. Solo en licencias de desarrollo vamos a ingresar 3 millones de dólares. Además, se van a generar trabajos, y no solo de los que pagan el mínimo, sino trabajos de calidad especializados. Hay que tener conocimientos para operar en una industria así.