El autismo es un trastorno neurológico que afecta a 1 de cada 4 niños varones. Por lo general, esta condición tiende a diagnosticarse formalmente desde los 3 años de edad. Los síntomas más comunes asociados a este trastorno son: dificultad para comunicarse, movimientos y conducta repetitivos, autolesionarse y no poder relacionarse con otros de manera normal.
Los expertos de la salud indican que, ante el diagnóstico del autismo, la intervención temprana es crítica para obtener el máximo beneficio de los tratamientos que existen para combatir esta condición. Actualmente, la FDA ha aprobado dos medicamentos para tratar la irritabilidad asociada al autismo; pero según la doctora Bonni Goldstein, quien se especializa en el cannabis medicinal en Los Ángeles, los dos tienen efectos secundarios y podrían ofrecer pocos o nulos beneficios.
En una nota publicada en el sitio marijuana.com la experta menciona un caso probado y varios reportes de testimonios que demuestran que los cannabinoides han ayudado a algunos niños con autismo a tener una mejor comunicación, reducir los movimientos repetitivos, tener menos ansiedad y mejorar su interacción social.
Goldstein señala haber supervisado la administración de algunos preparados que incluyen los annabinoides CBD y TCH por separado o en conjunto. “Recientemente, algunos de mis pacientes han respondido bien a un aceite con THCA (compuesto no psicoactivo de la planta de cannabis). Aproximadamente 50 por ciento de los padres han reportado una mejoría al notar menos ansiedad, más calidad de sueño, y una mejor concentración y aprendizaje… sin ningún efecto secundario adverso”, dijo Goldstein.
La especialista enfatiza que es difícil generalizar los resultados, básicamente porque el autismo es un trastorno bastante complejo para el que en la actualidad no existen medios efectivos para prevenirlo, no hay tratamientos totalmente eficaces y no tiene cura.
“Para mí ha quedado claro que algunos (pacientes) han respondido al tratamiento con cannabis, con una visible mejoría en su calidad de vida sin efectos secundarios adversos”, concluyó Goldstein.